miércoles, 20 de junio de 2012

te echo de menos

Ha pasado mucho tiempo desde que no me hablas. Admito que ahora estoy perdida y ahogada en un mar de inseguridades del que antes tú te sumergías para salvarme...antes. Los días han pasado los días lentos y pesados ante la opción de no volverte a ver. Me ha resultado inútil intentar olvidarte entre la niebla que tapa mis ojos y no permite que mire a otro lugar que no sea el pasado.
Y no poder ver el presente me hace sentirme encadenada al día en el que te fuiste. Contigo te llevaste una parte de mí que necesito para sonreír, a lo mejor algún día me despierte, y no añore tu abrazo matutino, tu "buenos días princesa" que siempre querías decirme pero que siempre se te olvidaba y decías instantáneamente "te quiero, mi vida". Ojalá mis lágrimas tengan una fecha de caducidad cercana, ojalá no tuviera que llorar por tu ausencia. A veces me pregunto si esto fue un error que no debería haberse producido, y a veces, tengo ganas de abrazar el aire con todas mis fuerzas e imaginar que le cuerpo que toco es el tuyo, no el mío.
También recuerdo nuestra despedida para poder ver tu cara, tantas veces lo había hecho que tu rostro se ha difuminado en mi memoria y ya no puedo verte.
Me apena recordar que te fuiste por lo que yo ahora considero una tontería, que me abandonaste enfadado por mi orgullo y porque el tuyo estaba herido. Me mata saber que con decirte perdón, te habrías dado la vuelta y me habrías abrazado con todas tus fuerzas... que volveríamos a ser un solo cuerpo.
Mis sonrisas no son capaces de esconder la nostalgia que acecha mi mente cada vez que recordaba tu risa. Tantas veces la recordé que no podía dormir sin la ventana abierta, con la esperanza de que trepases la enredadera y me abrazaras como hacías cada noche que nos enfadábamos por quién quería más a quién.
Cada brisa del frío invierno me recordaba a tu aliento acariciando mi nuca cada vez que me abrazabas por detrás por la calle y me dejabas sin palabras.
Ojalá supiera por donde buscarte, ojalá supiera dónde nace esa esperanza irracional a encontrarte en medio de la calle.
A veces los rayos del dulce sol no se posaban en mi rostro por preferir la oscuridad, aún huelo tu aroma a sueño placebo que impregnaba mis sentido cada noche que dormíamos abrazados.
Espero que los días se hagan cortos y llegue el momento de que nuestros labios vuelvan a unirse. Si la felicidad tiene nombre, tu nombre representa la euforia que siento al tenerte a mi lado.
Siempre hubieran un par de palabras que me costaban decirte a la cara pero que siempre hube sentido. Y puede, solo puede que por culpa de no decírtelas hayamos llegado a este punto. Pero ahora te las voy a decir de la única forma que sé. Quererte no siempre fue la única opción, pero sí la más atractiva. Y nunca digas que nadie te quiere, porque entonces no pensaste en mí cuando lo dijiste... Te Quiero

No hay comentarios:

Publicar un comentario