Fin del mundo

Cuando llegue el último adiós, quiero tener todas las palabras dichas y los secretos bien guardados. Decidiré contestarte a todas las preguntas que me hacías y a las que nunca tenía respuesta...
El porqué nunca contaba las estrellas ni le decía mis penas a la luna...
El por qué no me sentara mal nuestro último abrazo.
Cuando se acabe el mundo quiero que me pille volando en mis sueños, en un mundo sin preocupaciones, con una sonrisa en la cara y sin dolor.
No quiero sobrevivir sabiendo que nadie estará a mi lado. Si el sol es el que nos va a quitar la vida, que sea rápido, con la conciencia tranquila y la cabeza alta.
Cuando el mundo termine, no quiero cosas pendientes, deseos sin realizar, expectativas imposibles... NO quiero pensar que ya nada tienen solución.
Aún no sé si tendré agallas para gritarle al cielo que no es demasiado tarde. Aún no se si seré capaz de correr dejándome el alma en el camino para conseguir volver a verte...
Aún tengo que responderte a la última pregunta sin respuesta, la he estado pensando mucho tiempo. Aún no es tarde para cerrar los ojos con la música a todo volumen y el ritmo en el corazón, no puede terminar el mundo con haber saboreado un poco la vida.

El fin del mundo me ha hecho pensar, me ha hecho madurar, me ha hecho aprender. He aprendido que es imposible vivir como si fuese el último día, pero no tanto aprovechar los días, pensar que nuestro tiempo en la tierra nos incita a malgastarlo, vivir alocadamente todos los días hace que no haya día especiales fuera de la rutina...
El mundo no se acaba, la vida no termina, al final nos queda más tiempo, ¿por qué malgastarlo?